MARIAS, JAVIER
Este volumen re£ne los art'culos publicados en la revistaEl Pa's Semanal entre el 11 de febrero de 2007 yel 1 de febrero de 2009.ÇHe optado por Lo que no vengo a decir en partepor su mayor eufon'a y en parte porque el art'culo quelleva ese t'tulo trata precisamente del desalientoque en ocasiones invade a quienes expresamos nuestrasopiniones regularmente en la prensa, al comprobarlo dif'cil que resulta hacernos entender en una Äpocay en una sociedad poco proclives a atender alas matizaciones y a las argumentaciones.Aqu' tienen ustedes, as' pues, todas seguidas,noventa y cinco tentativas mçs. Tal vez su lectura fuerade la prensa y de la actualidad -esto es, a destiempo-sea mçs pausada y provechosa. Lo primero para quienesse animen a ella, lo segundo para m'. Muchas graciaspor tanta atenci-n.+Javier Mar'as Javier Mar'as Lo que no vengo a decir
Este volumen recoge noventa y cinco artículos publicados entre febrero de 2007 y febrero de 2009, es decir, el quinto y el sexto año de las colaboraciones de Javier Marías en El País Semanal.Dice el autor en su prólogo: «Llevo ya tantos años dando la tabarra a los lectores que me pregunto cómo me aguantan y cómo aguanto. Por eso, a la hora de escoger un título, me han tentado los de algunas columnas: "El pelma ante los plastas" habría descrito bien una sensación que tengo a menudo al escribir; "Debo preocuparme" habría resultado adecuado, ya que son demasiadas las cosas que no me gustan como para no pensar a veces que el equivocado soy yo, o el anacrónico.Quizás habría valido "El temor de vivir a destiempo", con la salvedad de que no siento temor ante eso; o "Una región ocultamente furibunda", sólo que el adverbio habría estado de más; o "Cuando la gente no tenemos razón", porque no aspiro a tenerla siempre; o "El muy español afán por cargárselo todo", con el inconveniente de que llevo toda la vida padeciendo la acusación de no parecer nada español; o "Dónde huir en secreto", pues ese es el impulso que con frecuenta me asalta».Somos muchos los lectores que, sin embargo, agradecemos que Javier Marías sea un pelma y señale lo que no le gusta; que se atreva a vivir a destiempo y a veces se muestre furibundo; que no aspire a tener razón siempre pero lo procure, que no parezca nada español aunque lo sea, y que no se decida a huir a ningún sitio y nos siga acompañando.