GRANADOS GARCÍA DE TOMÁS, JULIÁN
MARÍA FRANCISCA DÍAZ-CARRALERO RODELGO nació en Manzanares (Ciudad Real) el 10 de Octubre de 1818. Hizo innumerables poesías tan bellas como la que edito a continuación:
Nací, y en el nacer quedeme ciega,
Y lloré sin saber mi desventura;
Hoy, sumida en recuerdos y amargura
Sólo el llorar mi corazón sosiega.
Su luz, su resplandor el sol me niega;
Nunca ví de la luna su hermosura,
Ni admiré de la nieve la blancura,
Ni ví el rostro que mi llanto riega
Su autor, el manzanareño JULIÁN GRANADOS GARCÍA DE TOMÁS hizo una magnífica puesta en escena de su libro, a través de diapositivas, y también escenificando algunas de las más famosas poesías de la ilustre mujer manzanareña, que por el destino quedó ciega a los 6 días de su nacimiento. A esta increíble mujer no le costaba mucho engendrar las más variopintas poesías, y por su talento fue conocida por toda España, y también el algunos países como México,Francia o Estados Unidos, en los que las personas más influyentes del siglo XIX en esos países tuvieron conocimiento de su asombrosa valía.
María Francisca Díaz-Carralero Rodelgo fue una humilde poetisa manzanareña del siglo XIX, quien, a pesar de ser mujer, ciega y pobre, llego a ser admirada por los más grandes de la época como Juan Valera, Benito Pérez Galdós o Alejandro Dumas. Francisca viajó a distintos puntos de España haciendo partícipe de su arte a grandes literatos, políticos, maestros, aristócratas y todo aquel que quisiera escucharla.
Julián Granados nos presenta un libro repleto de retazos de la vida de nuestra poetisa más insigne y algunos de sus poemas. El autor manifestó en la presentación de su obra la dificultad para recoger los versos de Francisca, dado que "la mayoría de ellos eran improvisados de palabra". En el libro se describen momentos cotidianos de la época, tertulias literarias, viajes, reconocimientos, pero también el infortunio de aquella que describiera su vida y anhelos en esta copla de seguidilla: "Sepulta, noche eterna, mi vida en llanto / y hoy a tus pies rendida, gozosa canto / que en mi deseo / con los ojos del alma, todo lo veo