EL PENSAMIENTO TERRITORIAL DEL SIGLO XIX ESPAÑOL (1812, 1869 Y 1873)

EL PENSAMIENTO TERRITORIAL DEL SIGLO XIX ESPAÑOL (1812, 1869 Y 1873)

ESTUDIO Y ANTOLOGÍA DE TEXTOS

GUERRA SESMA, DANIEL

20,00 €
IVA incluido
Editorial:
ATHENAICA EDICIONES UNIVERSITARIAS
Año de edición:
2018
ISBN:
978-84-17325-27-5
Páginas:
276
Encuadernación:
RUSTICA
20,00 €
IVA incluido
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Como continuación de El pensamiento territorial de la Segunda República española, y salvando el orden cronológico natural, Daniel Guerra Sesma sigue indagando en el debate histórico sobre la cuestión territorial en nuestro país. En este caso, arrancando del proceso constituyente de la nación española en Cádiz, para centrarse luego en los debates constituyentes de 1869 y 1873, en los que se presentó la propuesta federal a cargo, sobre todo, de Francisco Pi y Margall. Del análisis de este período, y de los protagonistas que enfrentan aquí sus diversas ideas sobre el debate territorial, pueden extraerse ya algunas conclusiones que se mantendrán a lo largo del siglo XIX: la permanente dicotomía en España entre las variables de unidad y pluralidad, sin que una anule a la otra, y la decisión del constituyente de 1812 de apostar políticamente por la demarcación provincial, soslayando a estos efectos una realidad regional no siempre bien asimilada por las élites gobernantes, lo que condicionará el devenir de la apuesta federal. Así, el debate histórico estará trufado de términos que, sin ser necesariamente contrarios, sí han sido contrapuestos por los diversos actores que han intervenido en él. Nación, región, provincia y municipio han aparecido más como fórmulas partidarias de uno u otro sector que como niveles político-administrativos que podían complementarse para la formación racional de un nuevo Estado. La apuesta por la estructura básica en la región o la provincia, y la dialéctica entre la unidad nacional y la variedad regional como realidades aparentemente excluyentes, ha deformado un debate que tendría que haber sido más moderado. La falta de resolución de una planta definitiva del Estado ha tenido como consecuencia dejar abierta la cuestión en los sucesivos procesos constituyentes, lo que ha llegado hasta nuestros días.