ONFRAY, MICHEL
Onfray es el académico que sale a la calle para decirle al mundo: la historia del pensamiento que os han contado es sólo la más conveniente a la serenidad de los poderosos. Al idealismo de Platón, de los Padres de la Iglesia y de Kant se opone otra línea que no ve el cuerpo y el placer como un obstáculo para el conocimiento, sino todo lo contrario. En el primer capítulo, el filósofo se presenta en carne viva: ½Fallecí a la edad de diez años...+ Es el momento en que ingresa en el orfanato. Los tormentos de aquellos años muestran cómo el cuerpo del filósofo es la matriz y la materia de que están hechas las ideas. Nietzsche es la figura tutelar de esta contrafilosofía, pero también Montaigne, Pascal, e incluso Descartes. En las dos palabras que integran el subtítulo de esta obra, Manifiesto hedonista, está el programa de la labor que Onfray viene realizando. ½Manifiesto+ por su potencia política y ½hedonista+ por su reivindicación del potencial liberador del placer y de la necesidad de romper con la tradición que nos ha hecho creer que el mundo material no cabe en el cielo de las ideas.
Dios no está muerto o, si lo estuvo, ahora se encuentra en la plenitud de su renacimiento, tanto en Occidente como en Oriente. De aquí la urgencia, según Onfray, de un nuevo ateísmo, argumentado, sólido y militante; que se presente como una postura nueva y positiva respecto a la vida, la historia y el mundo. La ateología debe enunciar una crítica robusta contra los tres monoteísmos principales, para después presentar un rechazo a la existencia de lo trascendente y promover el interés por «nuestro único bien verdadero: la vida terrena», el bienestar y la emancipación de los cuerpos y las mentes de mujeres y hombres. Algo alcanzable solamente a través de una «descristianización radical de la sociedad». Un libro que, sin duda, provocará discusiones y apasionará a miles de lectores. «Apuesta por una autonomía capaz de reír con los ma-terialistas, los rebeldes, los voluptuosos, en resumen, los verdaderos filósofos» (Christian Descamps, La Quinzaine littéraire); «Este libro será un bálsamo para quien crea que la religión es una debilidad y que existe una única Trinidad: hombre, materia y razón» (Lire).