CONDENADO A TRABAJOS FORZADOS
Con su mano blanca, detiene la prisa
al amparo de las horas.
Se pierde en encontrar recovecos en ella
que no existen, y por eso son de oro.
Se diluye su gesto en la memoria.
recuerda cuando madre
le mostró los estragos del lápiz
sobre el papel inerte.
Parece magia, pero no está en tu mano blanca
cuyos dedos restallan contra la hoja
en continua posición de retirada.
Pero no en tu cabeza, tentáculo abisal
intentando tragarse el diccionario.
Parece magia, pero... el cemento y la mano,
el cincel y la mano,
eso que hace a la tarde perecer
una mujer esperando un sueño que es bruma.
Y ella que se entrega si saben esperarla
ocupando su tiempo en construirla,
tendrá el cuerpo de tu voz.