>A pesar de que la escuela es una institución socializadora, muchas veces sigue expulsando a los diferentes. Ha llegado el momento de preguntarse qué significa ser diferente, de cuestionarse acerca de quién fija los parámetros de la normalidad. La idea de atender a la diversidad ya no puede ser parte de algún proyecto institucional de avanzada; incorporar lo diverso no es más que dejar entrar la vida por la ventana de la escuela. Niños que provienen de culturas y naciones diferentes, niños que viven en la pobreza, niños con algún déficit o con alguna necesidad educativa especial. Esos son los niños reales, los que necesitan y merecen las mejores oportunidades. Tratar de ofrecer a cada uno lo que necesita es una manera de comenzar a revertir un camino ya señalado. En esta oportunidad, un grupo de autores ofrece reflexiones y relata experiencias en las que se intenta encontrar un lugar para cada uno, desde los primeros años.